A lo largo del otoño y del invierno es normal sufrir resfriados o catarros y gripe. Aunque en ambos casos se trata de infecciones y comparten algunas características, lo cierto es que son enfermedades diferentes.
Los virus del resfriado y de la gripe surgen debido a los cambios de temperatura, pero veamos las diferencias entre estas dos enfermedades, sus síntomas, el tratamiento y cómo prevenirlos.
Qué es la gripe
La gripe es una enfermedad respiratoria aguda ocasionada por el virus “Influenza”. Este virus se contagia a través de la tos y estornudos de las personas infectadas. Es una enfermedad muy contagiosa que se transmite rápidamente. Su tiempo de incubación es de 48 horas aproximadamente, por lo que la enfermedad aparece entre 48 y 72 horas después de haber sido infectado.
Los síntomas de la gripe más comunes son fiebre alta (hasta 40ºC), dolor de cabeza, dolor de garganta, tos seca, dolores musculares, debilidad y cansancio. Otros síntomas menos frecuentes son congestión nasal y moqueo y ojos llorosos y dolorosos.
Si no hay complicaciones, la duración media del proceso gripal es de 5 a 10 días. La fiebre suele durar entre 3 y 5 días. Otros síntomas, como la tos seca, puede durar más días (7 a 10 días) y el cansancio puede prolongarse hasta 2 semanas.
Qué es el resfriado común
El resfriado común es una infección vírica de las vías respiratorias altas que puede ser causado por hasta 200 tipos distintos de virus oportunistas que atacan cuando tenemos el sistema inmunitario deprimido.
Los síntomas del resfriado común o catarro más frecuentes son rinorrea o goteo, congestión nasal y estornudos. También pueden aparecer irritación ocular, dolor de garganta y tos.
La duración del resfriado suele ser una semana, aunque puede quedar una tos residual un par de semanas.
Tratamiento para la gripe y el resfriado común
Tanto en la gripe como en el resfriado el tratamiento está dirigido sólo a tratar los síntomas, es decir, se administran medicamentos que mejoran el estado general del paciente pero no aceleran su duración.
En el caso de la gripe se administran antitérmicos para reducir la fiebre y antitusígeno en casos de tos seca persistente.
Algunas recomendaciones que facilitan la curación son el reposo en cama, hidratación (más de dos litros de líquido al día), inhalaciones de vapor de agua caliente y mantener una buena alimentación rica en nutrientes, minerales y vitaminas para reforzar las defensas naturales
No es frecuente la utilización de tratamientos antivirales para el virus de la gripe ya que su eficacia es dudosa. Únicamente se emplean en casos específicos.
En el resfriado común el tratamiento es similar. El resfriado se cura solo y los analgésicos únicamente mejoran los síntomas. Es importante hidratarse muy bien para facilitar la eliminación de secreciones nasales.
El empleo de antibióticos no tiene ninguna utilidad y no están indicados ni en la gripe ni el resfriado.
Prevenir el contagio de la gripe y el resfriado
Tanto para la gripe como para el resfriado estas medidas de prevención ayudan a reducir la propagación y exposición al virus:
- Lavarse las manos, especialmente tras sonarse la nariz, después de cambiar pañales a un niño con resfriado o ir al baño, antes de comer y antes de preparar alimentos.
- Utilizar pañuelos desechables.
- Evitar el contacto con personas con gripe o catarro.
- Evitar los locales cerrados o con aglomeraciones.
- Evitar el humo de tabaco y fumar.
- En el caso de la gripe es importante la Vacunación en aquellos grupos de población de más riesgo, tales como los ancianos, enfermos crónicos o embarazadas, entre otros. Las campañas de vacunación se realizan en los meses de otoño.
En caso de duda acuda siempre a su médico.